El entretenimiento de los juegos de azar hoy en día, al igual que hace muchos años, era increíblemente buscado y popular. Y pueden traer tanto enormes ganancias como monstruosas pérdidas. Y la historia conoce bastantes ejemplos de este tipo con los casinos en línea que merecen ser comentados.
Un anciano apareció en el Casino Treasure Island de Las Vegas, estaba descalzo y llevaba ropa vieja. Esto fue en 1995. La historia decía que su mujer le había echado de casa. Llevaba una pequeña cantidad de dinero. El establecimiento le sorprendió, pero le dejó entrar de todos modos.
Empezó a jugar al blackjack y, sin tener en cuenta todas las estrategias y leyes del juego, casi siempre ganaba. Y así duró unos días, bebiendo whisky ganó casi un millón de dólares con sólo 400 libras. Por supuesto, la seguridad del casino no pudo pasar por esto, fue vestido y calzado, aseado y se le proporcionó seguridad y una habitación de hotel. Para los propietarios era importante que jugara sólo en este casino, así que el anciano consiguió su limusina.
Con el paso del tiempo, la suerte de Joe se desvió y finalmente el casino se quedó con las ganancias. El viejo perdió todo su dinero. Pero esos días de su increíble suerte fueron los más vívidos y memorables de su vida. Vendió los derechos de su propia historia por 10.000 €.
Se trata de un héroe del Salvaje Oeste que se ganó muchos enemigos antes de empezar a jugar al póquer. Trabajó como sheriff durante mucho tiempo, así que esto no es sorprendente. En 1876 uno de sus enemigos lo alcanzó, Bill estaba jugando al póker y estaba sentado de espaldas a la entrada.
El matón, que había bebido mucho, se acercó al ex sheriff por detrás y le disparó casi a bocajarro. La bala lo atravesó y Hickock murió al instante. Una combinación de dos ochos y tres ases de color negro cayó de sus manos. Ese no fue el final de su juego, pero sí el de su vida.
Desde ese día, la combinación recibió el apodo de «Mano de Hombre Muerto».
Alexander Sergeyevich, el gran poeta, es conocido por todos. Pero para la policía era conocido como un jugador, y más de una vez fue amenazado con juicio y expulsión por jugar a las cartas, lo cual era ilegal. En efecto, era un hombre de juego, pero la mala suerte se cebaba con él muy a menudo. De 5 partidas perdió 4, y cuando se quedó sin dinero, apostó manuscritos.
En Pskov pierde el cuarto capítulo de Onegin, y ya en Moscú el quinto. Perdió todo su dinero, como de costumbre, y los manuscritos surgieron de la nada. Pero entonces apostó por sus pistolas de duelo y la suerte le sonrió.